La gente feliz lee y toma café de Agnes Martin- Lugand
Tras la muerte de su marido
y de su hija en un accidente, Diane lleva un año encerrada en casa, incapaz de
retomar las riendas de su vida. Su único anclaje con el mundo real es Félix, su
amigo y socio en el café literario La gente feliz lee y toma café, en el que
Diane no ha vuelto a poner los pies.
Decidida a darse una nueva
oportunidad lejos de sus recuerdos, se instala en un pequeño pueblo de Irlanda,
en una casa frente al mar. Los habitantes de Mulranny son alegres y amables,
salvo Edward, su huraño y salvaje vecino, que le sacará de su indolencia
despertando la ira, el odio y, muy s su pesar, la atracción. Pero ¿cómo
enfrentarse a los nuevos sentimientos? Y luego, ¿qué hacer con ellos?
Un libro totalmente
recomendado, tan cortito que desearías más paginas para leer.
****** Desde aquí en
adelante, se produce el fenómeno llamado SPOILER******
Desde que tome este libro
del librero en la biblioteca, supe que no iba hacer un libro como cualquier
otro, pero no lo quise asumir hasta el final de sus páginas. Al conocer a
Diane, tuve un cierto roce con ella, no podía entender porque al pasar los
meses seguía sumida en la desesperación; Cuando al pasar las paginas, le fui
dando una oportunidad, poco a poco la fui entendiendo, aunque costo, era una
negación doble. Una negación para ella y una negación mía al no comprenderla
del todo. Cuando Diane decide hacer por fin el viaje que la ayudaría a empezar
otra vez, tiene que pasar por unas cuantas pruebas que sin saberlo se pondrá ella
misma, pero que solo al final podrá entender el porqué de los hechos.
Acostumbrada al descortés trato de la gente de parís, al llegar a Mulranny se
encuentra con otro tipo de trato y queda desconcertada, la gente en parís no es
así, se dice.
En su pequeña pero acogedor
hogar, comienza su primera prueba, lejos de su vida anterior, de su vida como
parte de una familia. Ahora, está sola, completamente sola. Al pasar los días,
se va ambientando al lugar o algo parecido, si no fuera por su vecino, Edward,
un hombre tan tosco y bruto como el solo. Un irlandés hecho y derecho como diría
su amigo Félix un jugado rugby comedor
de ovejas. Pero como cada personaje de un libro, esconde su historia, Diane no
lo puede ni ver, pero es un pueblo pequeño y todos se conocen, más si su casera
es tía de Edward.
Sin esperarlo y sin
planearlo, comienza algo entre ellos, gracias a que Edward encuentra algo tan
valioso de Diane. Al pasar el tiempo el
odio que se sentía entre ellos dos no es más que una pequeña brisa y lo que
surge es algo totalmente opuesto a lo que sentían. Edward la lleva de viaje, en
aquel viaje, entre ellos dos se produce un giro de 180°, sin Dania saberlo está
en el lugar favorito y secreto de él, pero al volver del viaje los espera la
realidad. Una realidad que los tomara por sorpresa. Cuando el amor era algo más
que claro entre ellos dos, vuelve el viejo amor de Edward y oscurece los cálidos
días de amor que habían nacido entre ellos, ahora él tendrá que decidir entre
ellas. Aunque Dania decide antes que él, sin ella saberlo. Podría, podría haber
rehecho su vida por un hombre, podría haber recuperado gran parte de felicidad
junto a él, pero decide que no. Aunque Edward la elige a ella, y le declara que
quiere pasar su vida junto a ella, arriesgar todo por ella, Diane dice que no,
es tiempo de volver a París, y retomar las riendas de la vida que dejo en pausa cuando su esposo y su hija murieron.
Cuando llegue a las últimas
páginas, un par de lágrimas hicieron que mi mirada fuera borrosa, no podía
creer lo que estaba leyendo, Diane, estaba recuperándose, volviendo a la vida,
pero sola. Pensé que Edward la acompañaría, que lo elegiría a él para retomar
su vida, y fue un pensamiento muy egoísta, aunque él le hizo mucho bien y ella,
mucho mal él (al dejarlo después de todo) Era lo tenía que pasar, Diane tenía
que seguir su camino sola y como ella misma lo dice, llego demasiado pronto para
amar completamente otra vez. Entonces, con un final que a mi parecer es
abierto, Diane comienza otra vez, con un amor que casi desplego sus alas pero
que ella tuvo que bajar, porque solo de ella dependía su felicidad.